Las nuevas tecnologías han traído otros y nuevos usos y comportamientos a nuestra sociedad. La generación del uso de internet, las redes sociales, la inteligencia artificial, el teletrabajo, el marketing digital… Esto ha puesto al sector de la abogacía ante un doble reto: por un lado, el de que actualizarse como empresa y, por otro, el de actualizarse como juristas.

Esta realidad promovía la creación de la Asociación de Expertos Nacionales de la Abogacía TIC (ENATIC), de cuya junta directiva es miembro Carlos Saiz, abogado experto en asesoramiento en proyectos de Derecho TIC, Legal Tech, Seguridad de la Información (ciberseguridad), Gestión de Riesgos y Cumplimiento Normativo.

El Colegio de la Abogacía de León participa en esta asociación siendo su vicedecana, Laura Fra, vocal de la misma.

En qué punto se encuentra el Derecho Digital, ¿es ya una especialidad conocida y reconocida por la sociedad y por el propio sector?

Efectivamente el Derecho Digital yo creo que ya tiene un reconocimiento pleno como especialidad dentro del Derecho. Desde finales de los años 90 se empezaron regulando ya algunos puntos como el comercio electrónico, la contratación telemática o la normativa de la protección de datos, y a partir de ahí digamos que fue el inicio del llamado Derecho Digital. Evidentemente, la introducción de más y más elementos digitales en nuestra vida hace que estemos yendo hacia muchísima más regulación y ahora, digamos, dentro del Derecho Digital están los servicios digitales, las redes sociales, temas de propiedad intelectual, de comercio electrónico, de protección de datos, de ciberseguridad, inteligencia artificial… es decir, que hay ya muchas materias que están englobadas dentro de esta práctica del Derecho.

La era Digital ha supuesto cambios para la abogacía en dos sentidos. Por un lado, en cuanto a la modernización de los propios despachos (relación con los clientes, presencia en redes sociales…) y, por otro, nuevos campos de trabajo. ¿Cómo afronta el colectivo este nuevo escenario?

Sí, la irrupción de la era digital ha cambiado mucho las profesiones y también en la abogacía yo creo que ha tenido un impacto muy grande. Aquí, bueno, cada despacho está haciendo su propia transformación digital y su modernización, Los pequeños despachos tienen algunos retos y los grandes despachos otros mucho mayores, pero al final yo creo que la propia gestión del conocimiento interno de los propios despachos es uno de los puntos clave en cuanto a esa modernización y el uso de las tecnologías; la parte de la presencia en redes, la gestión de los clientes, el posicionamiento… son otro, pero yo creo que el fundamental es cómo los despachos y los abogados en general están utilizando las tecnologías para dar un mejor servicio, para hacerlo de manera más eficiente y más rápida, y ahí es donde creo que tenemos que poner más hincapié en el momento en el que nos encontramos ahora mismo.

¿La reticencia/dificultades a la hora de formarse en nuevas tecnologías está pasando factura a muchos profesionales?

Bueno, evidentemente, todo lo que supone un cambio drástico siempre tiene enfrente una cierta resistencia y, por supuesto, todo lo que tiene que ver con nuevas tecnologías a muchos profesionales claro que les está costando. Yo creo que hay una curva de aprendizaje cada vez menor, es decir, cada vez creo que más abogados que están metidos en temas de tecnología y les cuesta menos, pero sigue habiendo también una gran resistencia en ese sentido. Bueno, la propia realidad impone que sea necesario tener que prepararse para utilizar estas tecnologías. En el ámbito jurídico, hace 25 o 30 años, no mucho más, buscábamos la jurisprudencia en los tochos de Aranzadi en las estanterías, unos años después empezamos a buscarla en cedés que había que meter en los ordenadores y ahora tenemos todo online, yo creo que es una adecuación que poco a poco la profesión va a ir haciendo.

¿Las nuevas tecnologías han modificado el perfil de las víctimas?

Diría que con la ola de internet y las redes sociales lo que tenemos son unas nuevas víctimas que son los menores, en este entorno tecnológico. Al final muchos de los delitos que se comenten en el entorno físico, también se pueden cometer en el entorno online. De hecho, muchas de las cosas que se hacen en el entorno online tienen repercusiones físicas y muchas de ellas las hemos estado viendo. Yo creo que lo que más nos tiene que preocupar es precisamente cómo protegernos de este tipo de ataques y de delitos que se comenten. En el mundo de la ciberseguridad, las empresas, las pymes y los autónomos luchan para no verse agredidos por ataques, por hackers, por phishing… y en la parte más personal creo que tenemos que tener muy claro que el colectivo de los menores es frágil, porque ya han nacido con las tecnologías en la mano, pero aun así, para muchas cosas les falta sentido común, que quizá se adquiere con la madurez. Por lo tanto, alertar de los peligros y las amenazas que existen con el mal uso de la tecnología yo creo que va a ser algo fundamental en el futuro, ya lo es, pero lo va a ser más.

Los avances tecnológicos son constantes, ¿cómo mantenerse al día de todos estos cambios y cómo saber en qué nos interesa formarnos?

Efectivamente, los avances tecnológicos son constantes y diría que cada vez son más frenéticos. Los datos que registró, por ejemplo, la aparición de Chat GPT en cuanto al número de usuarios dados de alta era abrumador, no hay ninguna otra tecnología que haya aparecido en el mercado qua haya conseguido tantos millones de suscriptores en tan poco tiempo. Por lo tanto, efectivamente, es muy difícil mantenerse al día de todos estos cambios y también tenemos que saber que hay muchas cosas que parece que vayan a cambiarnos la vida y que luego se quedan en modas que no van más allá. Se habla ahora mucho de que esto ha ocurrido en el metaverso, incluso con el Blockchain, aunque es verdad que tiene ciertos usos prácticos, pero bueno, sí que parece que la inteligencia artificial es uno de esos fenómenos tecnológicos que vienen para quedarse, como se suele decir, y al que hay que prestar sin duda muchísima atención. Estar formado de manera constante es complicado, pero también es cierto que vivimos en la época en la que mayor información hay. Por lo tanto, creo que tiene que haber una obligación y una responsabilidad proactiva por parte del profesional por formarse en todas estas materias en la manera que les toque.

La Administración de Justicia también está en proceso de modernización y digitalización, ¿qué va más rápido, la Administración o la profesión?

Yo diría que en la Administración de Justicia se han hecho muchos avances, la verdad. Me consta que existe todo un proceso, una estrategia para la modernización, evidentemente no es fácil, la complejidad de los órganos jurisdiccionales, de la red de profesionales que trabajan (jueces, secretarios judiciales, auxiliares, etc.) es francamente complicado, pero creo que vamos en la buena dirección y que esa modernización y digitalización de la Justicia va a tener buenos resultados en los próximos años. Y en la profesión, pues exactamente igual, aunque todavía sigue habiendo profesionales a los que les da miedo meterse en este ámbito tan tecnológico, sí que estoy viendo que cada vez son más los profesionales que son conscientes de que es necesario conocer estas tecnologías, introducirlas, sobre todo porque el mercado lo exige, exige eficiencia, rapidez, digitalización, y por supuesto los abogados también tenemos que estar ahí.

¿Y en regulación normativa? ¿Se legisla lo suficientemente rápido y con efectividad?

Bueno, siempre se suele decir que el derecho va por detrás de la realidad y, en este caso, va muy por detrás de la tecnología. Y es lógico. Creo que legislar sobre posibles hechos futuros no tendría mucho sentido. Lo que sí que es cierto es que creo que tenemos que regular de una manera más armonizada. Es decir, que las nuevas normas que salgan no se superpongan en otras cosas que ya están semi reguladas o que no le den coherencia a un entorno normativo complejo pero completo a la vez. Siempre irán por detrás las normas respecto a la tecnología, y más a esta velocidad, yo creo que tenemos que acercar esos tiempos en la medida de lo posible, pero sobre todo exigir más coherencia en los cuerpos normativos que se legislan y que vienen en el futuro.

El Derecho digital es transversal a todos los órdenes del Derecho, ¿cómo afronta la profesión esta realidad?

Efectivamente, lo digital se ha ido colando en todos los órdenes del Derecho, pensemos por ejemplo en Derecho Laboral, cómo ha podido cambiar enormemente la parte de la conflictividad entre trabajadores y empresarios cuando hablamos de medios tecnológicos, ahora hay una cantidad de pleitos enorme por el mal uso de tecnologías, o las pruebas que se incluyen en un juicio, muchas de ellas son pruebas digitales de correos enviados, de whatsapp, etc. Por lo tanto, sí, lo digital se ha metido en todo, en el Penal, en el Mercantil, en el Civil, en el Matrimonial, en todo, es lógico, vivimos esa transformación digital en la que estamos todavía inmersos y es lógico que el Derecho se vea ‘salpicado’, vamos a decir, en ese sentido. Yo creo que la profesión poco a poco va girando. Los que hemos desarrollado toda nuestra carrera en el entorno del derecho digital puro, lo tenemos más a mano, pero otros profesionales que han trabajado por ejemplo en Mercantil o en Laboral yo creo que están haciendo esfuerzos importantes y tenemos muy buenos profesionales en estas materias que además conocen esta realidad digital.

Carlos Saiz, abogado experto en Derecho TIC.